Reloj ruso (URSS)

Reloj ruso (URSS)

   Si hace unos días Álex hablaba sobre los viajes en el tiempo y el consejo de no matar a tu abuelo yo quiero hoy hablar de las ucronías desde un punto de vista diferente al que solemos tener. Siempre que hablamos de viajes en el tiempo tendemos a dibujar un esquema con una serie de líneas que nos representan en el avance inexorable hacia delante y en retrocesos forzados en principio elegidos por nosotros mismos. Pero, ¿por qué nos ponemos como protagonistas?

   Tendemos a personificar al protagonista de la historia en nosotros mismos, pero, ¿qué ocurriría si tenemos un visitante del futuro que nos dice que, al llegar aquí, ha cambiado nuestra historia? En ese caso estaríamos viviendo su ucronía.

   Un suceso ucrónico es lo que hubiese ocurrido de haber sido un pasado diferente. Siempre se pone como ejemplo el triunfo del nazismo por su implicación obvia y su dramatismo. ¿Qué ocurriría si alguien nos comenta que al haber cambiado algo ya no tendremos derecho al futuro del que él viene?

   Esto, indizado al artículo de Álex, va por el tipo de viajes en el tiempo que crea universos paralelos, ya que existen ramificaciones a partir del punto en que llega el viajero, desviándose la historia de su orientación inicial.

   Vivir en una ucronía

   Nosotros, como espectadores de la ucronía de otro ni siquiera podríamos sacarle información consistente. Datos como quién ganará un partido o qué números tocarán a la lotería se irán alejando del futuro que él vivió cuanto más tiempo pase. De manera que un viajero del futuro que haya creado nuestra línea temporal no es muy útil en su propia ucronía.

   No obstante siempre puede aportar datos históricos, inventos, adelantar tecnología, hacer hipótesis de posibles eventos potenciales, y dar información general de lo que hubiese pasado si él no hubiese llegado.

   ¿En qué se parece un escritor de ciencia ficción futurista a un viajero del tiempo en su ucronía?

   Ambos se caracterizan por hablar de un futuro predecible en cierto modo pero diferente al que vendrá. Ambos son visionarios: bien por haber vivido un futuro que no existirá o bien debido a la imaginación. Ambos tendrán pistas sobre el futuro aunque de fuentes totalmente diferentes.

   Ahora imagináos que viene vuestro nieto desde su futuro, y trae consigo un libro publicado dentro de cuarenta años por vosotros mismos. Un libro sobre un tema que ni siquiera existe hoy en día y sobre el que no sabéis nada. En ese caso, y como ocurría en uno de los volúmenes de la Dragonlance podríais afirmar: «Me han entregado un libro escrito de mi puño y letra que jamás escribiré».

   Y os convertiríais en vuestro propio maestro y alumno, lo cual siempre es interesante.

Comentarios

comentarios