Ciudad sagrada de Varanasi

Ciudad sagrada de Varanasi

   Mi primera clase de Cultura India, una asignatura optativa que escogí más por casualidad que por gusto. Frente a mí, una enorme pantalla de proyector ocupando media pared y una profesora pasando imágenes una tras otra. De repente, la mujer se detiene en una fotografía espectacular y mi retina hace un esfuerzo titánico por captar toda la información visual de la mágica ciudad de Varanasi. Quizá ya la había visto en otras ocasiones, pero cuando apareció esa fotografía sentí una llamada de la India que me acompañó in crescendo durante todo el curso.

   Este preámbulo es para que entendáis que libro sobre la India que cae en mis manos, libro que me leo con furia y una ligera desesperación, como si quisiera que esas páginas me trasladaran de inmediato a ese subcontinente de culturas tan opuestas y dioses de colores brillantes.

Portada del libro Sueños de India

Portada del libro Sueños de India

   Uno de los libros que logró transportarme hasta allí fue sin duda Sueños de India, de Jesús Menéndez Pabón. En realidad ese día fui a la librería buscando una novela sobre Tailandia o Vietnam, pero el título de este otro libro ‒en letras enormes y negras‒, me gritó al pasar por su estantería.

   Al empezar a leerlo comprendí que no era una novela al uso, estaba a punto de adentrarme en el diario de un hombre que había conseguido llevar a cabo muchas de las cosas con las que yo soñaba. A través de los ojos de Jesús pude saborear paso a paso cómo era vivir en un slum de Mumbay, meterme en los recovecos más inaccesibles y escuchar atentamente a los personajes que se iba encontrando en su aventura. Pude también descubrir nuevos lugares en lejanas montañas, pueblos ocultos, niños sorprendidos por la visita de occidentales. Todo un viaje interior que no solo cambió la percepción del autor, sino la del resto de polizones que llevaba de equipaje leyendo sus líneas.

   Aunque esta afirmación os sepa un poco rancia, Sueños de India está escrito con el corazón. Su lenguaje es llano, simple, directo; su relato es intimista y humilde; sus personajes son reales, cercanos. Por eso logró transportarme tan lejos, porque como reza su contraportada.

«India está en cada página, en cada letra, en cada silencio».

Fotografías de Jesús Menéndez durante su viaje

Fotografías de Jesús Menéndez durante su viaje

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