Cuando se habla de revolución digital en el mundo de las bibliotecas lo más habitual es pensar en el libro electrónico. Y no es para menos, teniendo en cuenta que, cuando ya casi el 90% de las bibliotecas públicas de Estados Unidos ofrecen acceso a libros electrónicos y el concepto de biblioteca sin libros de papel es una realidad, los ebooks van a obligar a replantear el modelo organizativo existente. Sin embargo, la tecnología ha llegado a unos límites en los que incluso puede llenar a poner en duda la tradicional dicotomía entre libro impreso en papel y libro digital, que es lo que ocurre en algunos experimentos como el del libro híbrido.
De hecho, la revolución digital no es algo completamente ajeno al tradicional soporte de papel. Los libros de toda la vida y el modo en que nos acercamos a ellos, los consultamos y leemos también puede verse profundamente afectado por las nuevas tecnologías. Un ejemplo de ello es Nimble, un concepto ideado por el ingeniero de Google Sures Kumar. Como puede verse en el vídeo de presentación del proyecto, Nimble implica varios avances tecnológicos.
Por una parte, nos permite almacenar la búsqueda de un libro con su correspondiente código en una tarjeta electrónica que podremos usar a modo de brújula digital para saber el lugar exacto en el que se ubica el libro, incluso aunque no esté colocado en su sitio, minimizando de forma considerable el tiempo de búsqueda.
Por otra, conlleva un escritorio digital sobre el que, una vez debidamente identificados con el carnet de biblioteca, podremos situar el libro y hacer casi cualquier cosa, aparte de leer. Con Nimble es posible hacer subrayados, tomar notas, consultar documentos similares, buscar información en la red al instante, copiar cualquier imagen dentro de una nube, traducir textos de forma instantánea, compartir fragmentos por redes sociales, etc. Con Nimble los libros de papel tienen exactamente las mismas funciones y posibilidades que los digitales.
De momento el proyecto está en su fase inicial, pero actualmente Kumar se encuentra trabajando en el prototipo para que en un futuro no muy lejano pueda ser realidad. La pregunta que queda es: ¿están las bibliotecas y sus usuarios preparados para empezar a utilizar una tecnología como esta?
Se trata, sin duda, de un momento maravilloso de la historia, con toda la información en nuestro poder.
Lo único malo en pensar en cuánto nos vamos a perder.
Estoy de acuerdo con Marcos pero, además, las bibliotecas y los usuarios deberán aprender un montón de cosas y formarse para estar preparados frente a lo que está por venir (que no tardará nada).
Con la tecnología que ya se utiliza a diario en casi todos los espacios públicos (no olvidemos que ya pueden utilizarse en centros de enseñanza y bibliotecas públicas diversos aparatos electrónicos de consulta (ordenadores, fotocopiadoras, pantallas informativas digitales para horarios, ubicación de aulas…) de manera autónoma. Esto permite a usuarios y personal conocer el manejo de los mismos y las limitaciones que, tanto el aparato como el propio usuario, tendrán una vez se les permita acceder a nuevas tecnologías (sobre todo para preservarlas y hacer un buen uso de las mismas).
Me ha parecido muy interesante este artículo (sobre todo las funciones de «Nimble»: «hacer subrayados, tomar notas, consultar documentos…» Sensacional. Estoy deseando que llegue.) Un saludo.