Al hablar de Walt Whitman es habitual calificarlo como el primer «poeta de la democracia» de Estados Unidos. Mary Smith Whitall Costelloe escribió «que no se puede entender sin América sin Walt Whitman ni sin Hojas de hierba» y Ezra Pound fue todavía más lejos diciendo que «Él es Estados Unidos». En una introducción de Hojas de hierba Harold Bloom situó a Whitman por delante de Moby Dick de Melville o de Las aventuras de Huckleberry Finn de Mark Twain.
Sin embargo, no siempre fue considerado en tal alta estima por la crítica. Uno de sus primeros y más grandes elogios fue del también poeta Ralph Waldo Emerson, que envió a Whitman una carta de cinco páginas llena de halagos y mostró su poesía a sus amistades. Pero por lo general en los meses siguientes a la primera edición de Hojas de hierba la crítica se centró fundamentalmente en los temas sexuales del libro, que eran considerados potencialmente ofensivos. El geólogo John Peter Lesley, por ejemplo, escribió a Emerson calificando la obra de Whitman como un libro «de mala calidad, profano y obsceno» y a su autor de «pretencioso».
En mayo de 1889, casi al final de su vida, Whitman recibió una carta de felicitación de Mark Twain. En ella Twain, que presiente que Whitman está ya cercano a la muerte, le hace un emotivo ofrecimiento de vida en forma de años. Recientemente ha transcrito la carta Huffington Post y me gustaría hacer una traducción libre de ella.
«Hartford, 24 de mayo de 1889
Para Walt Whitman:
Usted ha vivido los setenta años más grandes de la historia del mundo y los más ricos en beneficio y progreso para todos. Estos setenta años han hecho mucho más por separar al hombre del resto de animales que lo que se hizo en los cinco siglos que le precedieron.
¡Qué grandes descubrimientos ha presenciado! La prensa de vapor, el barco de vapor, el ferrocarril, el telégrafo, el teléfono, el fonógrafo, la fotografía, el foto‒grabado, la luz de gas, la luz eléctrica, la máquina de coser y los sorprendentes, infinitamente variados e innumerables productos de alquitrán de hulla, esas últimas y extrañas maravillas de una edad maravillosa. Y usted ha visto todavía más descubrimientos que estos; porque ha visto la aplicación de anestesia para la cirugía, por lo que el antiguo dolor, que se inició con la primera vida, llegó a su fin en esta tierra para siempre; usted ha visto al esclavo ser liberado, a la monarquía destituida en Francia y reducida en Inglaterra a una maquinaria que trata de demostrar impotentemente su diligencia y atención a los negocios, pero que está desconectada. Sí, de hecho, ha visto mucho ‒pero habrá que esperar todavía un tiempo, porque lo más grande está por venir. Espere treinta años y mire. Va a ver maravillas sobre maravillas además de esas de cuyo descubrimiento ha sido testigo; y por encima de todo ello verán su formidable Resultado ‒un Hombre en casi toda su estatura, por fin‒ que todavía sigue creciendo mientras se mira. En ese día, el que tiene un trono o un privilegio dorado que no está al alcance de su vecino, dejará sus zapatillas y se preparará para bailar, para la música que está por venir. ¡Viva y verá estas cosas! Treinta de nosotros que le honramos y le queremos le ofrecemos esta oportunidad. Tenemos entre todos nosotros 600 años que quedan en el banco de la vida. Tome 30 de ellos ‒el regalo de cumpleaños más hermoso ofrecido a un poeta en este mundo‒ y siéntese y espere. Espere a ver cómo esa gran figura aparece, y atrape el lejano brillo del sol sobre su bandera: entonces podrá irse satisfecho, como sabiendo que fue visto por aquellos para quienes se hizo la tierra, y que él proclamará que el trigo humano vale más que las cizañas humanas, y procederá a organizar los valores humanos sobre esa base.
Mark Twain».
Cuánta admiración, ternura y cariño se desprenden de esta carta… El mejor homenaje en vida que hubiera podido desear no sólo Whitman, cualquier escritor… Ser reconocido por tus contemporáneos, instado a permanecer, a prolongar un instante más el baile de la vida, una vida forjada al calor de las palabras, que sólo Whitman sabía transmitir con llaneza, con autenticidad… y que Twain supo valorar en su justa medida… Magnífico artículo. Gracias. Un saludo
Whitman es un grandísimo escritor, reconocido por otro grandísimo escritor. Sí que es un bonito regalo, un gran reconocimiento, sobre todo teniendo en cuenta que tampoco estaban demasiado unidos, como sí ocurren en otros escritores en los que admiración se mezcla con amistad.
WHITMAN ES HERMOSO, LO DIGO, CON LÁGRIMAS EN MIS OJOS.
[…] no solo recibía elogios de lectores anónimos sino también de escritores ya consagrados, como la carta que Mark Twain le envió en mayo de 1889. Llegó un momento en el que ya no podía deambular por las calles como en el […]