Hace poco descubrí que los lectores también podemos tener bloqueos. Y no lo digo porque a mí me haya pasado, por suerte, todavía no me canso de acumular libros y libros en mi lista de pendientes y mis ansias por leer nuevas historias y a nuevos autores no se detiene (al contrario, parece que no deja de crecer). Lo digo porque el otro día, en una de mis visitas rutinarias por los mundos de internet, me topé con este término de casualidad; el bloqueo de lector. Y pensé: «Qué curioso, ¿a qué se refiere esto, a que los lectores también tienen bloqueos?» Pues sí, va exactamente de eso.
Gran popularidad tiene el bloqueo de escritor, seguro que a todos os suena o lo habéis oído alguna vez sobre alguno de vuestros autores favoritos, por ejemplo. Pues el bloqueo de lector va en esa misma línea. El término se ha ido acuñando y cobrando fuerza en los últimos tiempos. Y podréis pensar que esto parece mentira, o que es una chorrada, pero no tan deprisa. Tampoco es para tomarlo a broma. Igual que el bloqueo de escritor es una cosa bastante seria, y a veces llega de pronto, sin previo aviso, y se instala en nuestro cuerpo sin una fecha determinada de ida, con el bloqueo de lector ocurre lo mismo. Al parecer, según he estado viendo, los síntomas se repiten en las víctimas de formas parecidas. ¿Como si fuese una enfermedad? Exacto, como si fuese una enfermedad. Muy importante, a saber:
-
Empieza sin que te des cuenta.
-
Comienzas a acumular muchos libros en tu lista de pendientes.
-
Un buen día, el simple hecho de pensar en leer alguno de esos libros, te pesa en la cabeza como si tuvieses que hacer el esfuerzo más grande de tu vida.
-
Te empiezas a sentir mal contigo mismo.
-
Te dices que lo que te pasa es solo pereza, así que te obligas a leer.
-
La propia obligación convierte la tarea en una cosa horrible y pierdes autoestima por no poder llevar a cabo una de tus aficiones favoritas.
-
Acumulas más libros y te prometes leerlos todos.
-
Los días pasan y no lees nada. Escondes esta cruda realidad con bochorno y no se lo cuentas a nadie. La sufres en silencio, esperando recuperarte lo más pronto posible.
¿Os suena de algo? Si alguno de estos pasos os ha ocurrido alguna vez, quizá no lo sabíais, pero era un bloqueo de lector. Así de sencillo. Y así de corriente, al parecer, porque sucede más a menudo de lo que creemos. De hecho, se dice que si eres un lector asiduo al menos una vez en la vida llegarás a tener este bloqueo. Pasa sin más. A veces el cuerpo (o la mente) necesita un descanso y esta es su forma de avisarnos. No hay que perder los nervios. Tranquilidad. Al igual que el bloqueo de escritor, todo tiene sus fases y sus tiempos, y no hay que forzar las cosas. Y menciono esto porque puede que ahora mismo estés pasando por uno o te interese saber qué es lo mejor que puedes hacer para contraatacar a esta malvada aflicción. Bien, ¿qué hay que hacer pues para remediarlo?
Se pueden experimentar y probar muchas cosas para superar un bloqueo de lector, pero según lo que yo he visto por internet, y según lo que yo creo que haría si me pasase, me parece que la mejor solución de todas, al final, es darse un poco de libertad. Si has llegado a esta situación significa que necesitas un respiro. No pasa nada, es normal. Igual que puedes hartarte de comer todos los días tu comida favorita, o de vestir siempre con un mismo color, o de ver cuatro temporadas seguidas de la serie de turno… Todo tiene un límite. Y está bien tomar descansos si has llegado a esto, alternar un poco la vida. Por lo tanto, el mejor remedio para curar un bloqueo de lector, no es nada relacionado con libros. No se trata de obligarte a leer (cosa totalmente negativa, pues te harás odiar esta afición tan genial), ni tampoco de probar a buscar otro tipo de lecturas, autores, géneros, o de probar a leer en sitios concretos o momentos puntuales, nada de eso. El mejor remedio es airearse. Llenar la mente de otras cosas. Prueba a olvidarte de los libros por un tiempo. Date el gusto de hacer otras cosas que te motivan y te llenan de alegría; ver cine, oír música, ir al teatro, pasear por tu ciudad, dibujar, quedar con tus amigos, ir de compras, lo que sea. Lo importante es no obsesionarse con el bloqueo.
Porque ya se sabe cómo funcionan un poco estas cosas. Cuanto menos atención les prestas, antes se acaban resolviendo. Así como llegaron, se irán. De pronto (y con un poco de suerte a tu favor), un día tendrás el gusanillo de ir a tu estantería y coger ese libro con esa portada que tanto te llamó la atención en la librería. O estarás en cama, echarás un vistazo a tu mesilla de noche y tus manos agarrarán con emoción el libro de poesía que compraste hace un mes en aquellas rebajas. Lo que sea. De imprevisto, esas maravillosas ganas de zambullirte en el universo de las palabras volverá a ti con más fuerza que nunca y estarás de nuevo allí, como en casa, tras una vacaciones merecidas. Porque al fin y al cabo, cuando algo te gusta de verdad, nunca puedes dejarlo ir del todo.
A mí me ha sucedido cuando he terminado de leer un libro que me ha encantado y he sufrido al terminarlo; quedo tan encantada que no me dan ganas de empezar a leer otro. También así sin más me he bloqueado, lo que me ha funcionado es leer algo completamente diferente a mis lecturas usuales y me aburre tanto que me regresan las ganas de retomarlas. Saludos!
No sabia que los lectores también se bloquearan, siempre creí que eso era para los que escribían, ahora se que mi bloqueo como lectora ha sido permanente, en primer lugar, si leía pero solo lo que era mi prioridad, libros de medicina, así me conduje hasta hace poco tiempo que no tengo esa afición por dos causas: una ajena a mi, que es la visión y otra porque ahora soy adicta a la escritura. Un ultimo relato que escribí, es sobre «El libro azul» que vi por casualidad en un librero acomodado con otros mas; llamo mi atención y al abrirlo me lleve la sorpresa de ser un libro de hace mas de veinte años que lo tengo. Pero el asombro no se produjo por el año de la edición, (1989); sino porque nunca lo leí.
Me encantaba acumular libros, y soñaba que tenia una biblioteca enorme. Saludos