El pasado sábado falleció en su domicilio Claudio Guillén, una de las personalidades más insignes de la filología actual y buque insignia de la literatura comparada, por supuesto en España, pero también en Europa. Se trataba de una de esas escasas figuras con prestigio a ambos lados de la frontera, más que merecido por obras que las generaciones han venerado hasta convertir en clásicos, sobre todo en el caso de Entre lo uno y lo diverso, referencia obligatoria que ningún estudiante de filología ha podido pasar por alto.
Uno tiene la sensación de que ha muerto una de esas raras avis de las letras hispánicas, un sabio de los que ya no van quedando, hijo de Jorge Guillén, pero también de la generación del 27 en general, por lo que supone de herencia intelectual. Claudio Guillén fue un erudito de vastos conocimientos en literatura española y extranjera, los necesarios para desempeñar la dificilísima labor de la literatura comparada, que no son pocos. Por eso, su muerte hace que nos sintamos un poquito más huérfanos intelectualmente hablando.
Un adelanto sobre el libro más divertido de 2006.
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gracias y disculpen las molestias por no ceñirme al tema del texto.
Sin duda una figura muy relevante. Siempre permanecerá ahí, tras sus trabajos y publicaciones, tras su buen saber hacer.
Gracias por este sentido homenaje.