Gotas

Gotas

   Hoy está haciendo un día de esos de perros. Tanto que ni siquiera ha amanecido y una gran tromba de agua cae justo al salir de casa al trabajo y del trabajo a casa, uno de esos días de viento rabioso que te vuelve el paraguas, te lo vapulea y aquí ya no hay más y se acabó. Gran invento, el del paraguas, que con ocho varillas, una de ellas rota, y un trozo de tela nos convierte en señores de la climatología. Gracias a Dios hay días como estos, y gracias a Dios no son muchos.

   A continuación dejo un microrrelato de Julio Cortázar muy apropiado para el día. Se trata de «Aplastamiento de las gotas» de Historias de cronopios y famas, un texto descriptivo que define muy bien el tono general de la obra. Además incluyo un vídeo con la voz del propio Cortázar leyendo el cuento.

   Yo no sé, mira, es terrible cómo llueve. Llueve todo el tiempo, afuera tupido y gris, aquí contra el balcón con goterones cuajados y duros, que hacen plaf y se aplastan como bofetadas uno detrás de otro, qué hastío. Ahora aparece una gotita en lo alto del marco de la ventana; se queda temblequeando contra el cielo que la triza en mil brillos apagados, va creciendo y se tambalea, ya va a caer y no se cae, todavía no se cae. Está prendida con todas las uñas, no quiere caerse y se la ve que se agarra con los dientes, mientras le crece la barriga; ya es una gotaza que cuelga majestuosa, y de pronto zup, ahí va, plaf, deshecha, nada, una viscosidad en el mármol.

   Pero las hay que se suicidan y se entregan enseguida, brotan en el marco y ahí mismo se tiran; me parece ver la vibración del salto, sus piernitas desprendiéndose y el grito que las emborracha en esa nada del caer y aniquilarse. Tristes gotas, redondas inocentes gotas. Adiós gotas. Adiós.

   Julio Cortázar, Historias de cronopios y famas

Comentarios

comentarios