La Belleza es el gran concepto en el que confluyen Arte y Filosofía. Un punto de encuentro que ha atraído la atención de filósofos desde Platón a Edmund Husserl, pasando por Kant, Hegel, Schopenhauer, Heidegger o Bertrand Russell, por mencionar solo a algunos de sus teóricos. Tal es su importancia que existe una disciplina entera, la Estética, dedicada por completo a desvelarlo siquiera parcialmente. Pero en el terreno de la Antropología, que también tiene mucho que decir sobre la Belleza, el tratamiento que se hace de este concepto es completamente diferente. Se trata de un universal cultural, como también lo es el Arte, porque no se conoce ningún pueblo que carezca o que haya carecido de ambos.
Ahora bien, la definición de lo que sea Belleza y Arte para cada cultura ya es otra historia. Sin embargo, el componente cultural pesa tanto que muchas veces se ha llegado a pensar que es todo cultura y nada más que cultura. Pero nada más lejos de la realidad. Que bajo el concepto de Belleza se engloben percepciones y realidades muy distintas no significa que sea una realidad a la que se haya llegado exclusivamente por la convención cultural acumulada en sucesivas generaciones. Sin llegar a ser completamente universales, existen algunos elementos que hacen que una obra de arte sea reconocida como bella en civilizaciones distintas, e incluso incomunicadas.
Así lo defiende Denis Dutton, que une estética del arte y ciencia evolutiva en su ensayo El instinto del arte. El planteamiento de Dutton no es necesariamente novedoso, las propuestas de unir arte y ciencias exactas ya están presentes en Rudolph Arnheim; lo curioso de Dutton es que parte de Charles Darwin para acabar inevitablemente en Platón. Para Dutton la percepción de la belleza artística no es una construcción social, sino que es el resultado de un rasgo evolutivo que ha servido al hombre para adaptarse al medio y que por lo tanto forma parte del proceso de selección natural. El arte funcionaría, por ejemplo, de la misma forma que la cola en el pavo real. En pocas palabras: encontramos placer en algo bien hecho y admiramos a aquel que tuvo la destreza necesaria para hacerlo. ¿Serían entonces los artistas los grandes beneficiarios de la selección natural?
Los humanos tenemos una percepción de la belleza innata, que se encuentra, en palabras de Dutton, en lo más profundo de nuestras mentes. Es ese su platonismo: la Belleza no es la percepción subjetiva de los ojos que observan, es la virtud, derivada de la inteligencia, que existirá mientras exista la raza humana. Y es inevitable porque estamos programados genéticamente para percibirla.
Dejo un vídeo con una breve ponencia de Dutton donde desarrolla un poco más el tema, acompañado de unas imágenes que son una verdadera maravilla.
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