eBookplus

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   Todo parece indicar que la Comisión Sinde tiene los días contados. El material que ha retirado de la red es irrisorio y el número de descargas ilegales no ha dejado de crecer desde que se constituyó. Quizá por ese motivo José Crehuelas, vicepresidente de Planeta, ha pedido al gobierno medidas más contundentes contra las descargas piratas, incluyendo el endurecimiento de las infracciones con penas de cárcel.

   Pero mientras los grandes dinosaurios del sector editorial se empeñan en mantener un modelo que hace aguas por todos lados, muchas jóvenes editoriales buscan soluciones más originales al problema de la piratería. Es el caso de la editorial eBookplus, que bajo el eslogan «El fin de la piratería», presentó en la pasada Feria del Libro de Frankfurt una curiosa propuesta basada en el modelo freemium. Se trata de libros gratuitos patrocinados a través de publicidad. Una publicidad en forma de vídeos, imágenes o páginas HTML que iría inserta dentro del propio e-book entre capítulo y capítulo. Decidir si se acepta o no esa publicidad, que en cualquier caso no es instrusiva, queda exclusivamente en manos del lector, que también puede optar por la compra tradicional del libro.

   Por supuesto que semejante propuesta ha hecho poner el grito en el cielo a los sectores más tradicionales del mundo del libro. Hay quienes lo consideran un insulto al concepto clásico de lectura, que exige un grado de concentración que no debería verse interrumpido por molestos anuncios; otros opinan que los libros no mueven una cantidad de usuarios lo suficientemente considerable para que el negocio resulte rentable.

   Quizá parezca una idea descabellada hoy en día, pero tal vez en unos años no lo sea tanto. La industria musical, que en esto le lleva a los libros unos cuantos años de adelanto, dio tumbos durante mucho tiempo hasta que surgieron nuevos modelos que actualmente han llegado a consolidarse entre los usuarios. El sistema que propone eBookplus no es muy distinto al que utiliza el popular Spotify. Como tampoco es muy distinto al modelo de financiación que las televisiones han venido usando desde sus comienzos.

   Sin embargo, lo más interesante tal vez no sea la propuesta en sí, sino lo que representa: la necesidad y la posibilidad de plantear nuevos modelos de negocio que revolucionen el sector.

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