Una pasión rusa es una novela histórica en la que acompañamos a la española Lina Codina y a su esposo, el compositor Serguéi Prokófiev, en sus aventuras por la Europa de la primera mitad del siglo XX. De la mano de Lina asistimos a escenarios de lo más diversos que van desde los eventos vanguardistas de la época en París hasta los temidos gulags y las cárceles estalinistas de la por aquel entonces Unión Soviética, pasando incluso por las más lujosas mansiones y los más famosos rascacielos de Nueva York.

La historia empieza en el momento en el que Lina, una española que aspira a convertirse en cantante, conoce y se enamora del soviético Serguéi Prokófiev, un famoso compositor aclamado por todos y por el que llegan a pelearse en puntos tan diversos del globo como Nueva York, Alemania, Francia o la mismísima Unión Soviética. Así pues, una vez que Lina se casa con Prokófiev, a esta no le queda más remedio que amoldarse a su nueva vida y acompañar a su marido durante sus giras europeas.

Al principio todo parece ir sobre ruedas y Lina consigue incluso que la contraten como cantante en los locales más famosos de París gracias a la influencia de conocidos como Coco Chanel o Pablo Picasso. No obstante, poco a poco la trama se va ensombreciendo. El punto de inflexión viene marcado por el momento en el que Prokófiev es invitado (aunque sería más preciso decir que fue prácticamente obligado) a dar un primer concierto en la Unión Soviética. Para no hacer demasiados spoilers, me limito a señalar que a partir de este momento la vida tanto de Lina como de Prokófiev se empieza a complicar y su existencia se ve amenazada por la sombra constante del terror de la época estalinista. Por si fuera poco, justo ahora Lina empieza a tener que lidiar con sus propios traumas personales: y es que la cantante empieza a sospechar que su marido le es infiel. A partir de aquí asistimos a una intensa lucha interna en la que la protagonista se debate entre el amor que siente por su marido y el dolor de saberse engañada y traicionada.

La autora de Una pasión rusa es la madrileña Reyes Monforte, una escritora y periodista cuya obra más famosa quizá sea Un burka por amor. Todos aquellos que hayan tenido el placer de leer esta novela podrán apreciar perfectamente las semejanzas entre esta y Una pasión rusa. A pesar de estar considerada una novela histórica, los cierto es que en esta obra el foco principal está en la vida de Lina y su relación con Prokófiev, mientras que los eventos históricos de la época constituyen más bien un simple telón de fondo. A diferencia de lo que solemos encontrar en una novela histórica, en Una pasión rusa no se le dedican demasiadas palabras a las descripciones de los escenarios bélicos o políticos más importantes de la historia, ni se hace referencia (salvo en contadas ocasiones) a fechas claves en el transcurso de la historia europea de la Segunda Guerra Mundial o la Guerra Fría. Esto no significa que no podamos apreciar la labor de documentación que la autora habrá tenido que llevar a cabo para evitar caer en anacronismos o simplemente para enriquecer el ambiente general en el que se desarrolla cada escena.

En esta obra nos adentramos en la psicología de Lina Codina y somos testigos de sus relaciones, no solo con su marido, sino también con sus padres, sus hijos y sus amigos más cercanos. Quizá destacaría como la característica más novedosa y original de la novela el hecho de que, si bien es Prokófiev el personaje más famoso de la pareja (aquí en España son conocidas sobre todo composiciones como El amor de las tres naranjas o Pedro y el lobo), lo cierto es que su vida queda relegada a un segundo plano: la protagonista es Lina. La trama gira en torno a la vida de la española y solo conocemos de Prokófiev lo que Lina nos quiere contar.

Reyes Monforte consigue retratar de forma magistral el carisma, la ambición y la fortaleza de Lina Codina, un personaje que no cuenta con el reconocimiento que merecería. Su amor por la vida y la fuerza de su espíritu, gracias a lo cual logra salir adelante incluso en los episodios más crudos de su existencia, son un ejemplo a seguir y nos recuerdan que por muy cuesta arriba que se nos ponga la vida a veces, siempre tendremos algo por lo que luchar. El truco está en no sucumbir a la tragedia y no perder de vista aquello que nos hace felices.

Una última curiosidad: Una pasión rusa fue galardonada con el Premio de Novela Histórica Alfonso X El Sabio 2015.

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