Elin Hansdóttir es una artista islandesa residente en Berlín y conocida sobre todo por sus instalaciones, en las que consigue transformar el espacio y crear sorprendentes mundos autónomos. En 2006 decidió iniciar un imaginativo proyecto llamado Book Space, una biblioteca itinerante formada por 2.000 libros con 200 páginas en blanco cada uno. El objetivo es que los libros vacíos viajen por bibliotecas de todo el mundo ‒de momento de Alemania, Islandia, Bélgica y España‒, para que los usuarios de esas bibliotecas puedan sacarlos en préstamo como si fueran libros normales y los rellenen como consideren oportuno antes de devolverlos. De esta manera, los lectores son invitados a crear sus propios libros con absoluta libertad.
Aunque la biblioteca arranque con 2.000 volúmenes la intención de Hansdóttir es llegar a los 15.000 ejemplares durante los próximos quince o veinte años. A medida que se van recogiendo los libros la artista islandesa puede ir viendo los frutos de su trabajo. Además de textos, en los libros vacíos podremos encontrar todo tipo de materiales: dibujos, recibos de compra, postales, recortes de revista, curiosos marcapáginas, collages, listas de la compra, mapas, cromos, etc.
Lo que Hansdóttir pretende con este proyecto es generar un archivo en proceso, vivo, que refleje el imaginario popular colectivo en forma de relato conjunto interactivo.
Existen pocas imágenes tan sobrecogedoras como una biblioteca llena de libros blancos, vacíos, que reposan en estanterías mudas cuyo objetivo es, sin embargo, el de provocar el acercamiento del espectador…
Elin Hansdóttir nos propone un magnífico ejercicio de creatividad al hacernos partícipes de su propia obra. En este sentido, no puedo evitar preguntarme si otra obra, la del artista cubano Wilfredo Prieto guarda algún tipo de relación con la de la artista islandesa. Tal vez no, pero ambos le han dedicado al libro un lugar más que destacado, como pieza central e indispensable dentro de una de sus obras. La biblioteca itinerante de Hansdóttir difiere bastante de la estática panorámica realizada por Prieto. Impactante la de este último, pues nos muestra una imagen cuya mirada tropieza de frente con dos mesas sobre las que descansan libros y hojas completamente en blanco, colocados en posiciones de hipotética escena cortada, como si apenas un instante antes se hubieran abandonado… y, al levantar la mirada, nos encontramos atrapados en una biblioteca repleta de ejemplares blancos de diversos tamaños, colocados en su orden correspondiente en una horrible escena de soledad insoportable… Cabe imaginar que ésta no era quizá la idea del artista, pero la finalidad de Prieto tampoco parece tan clara. ¿Si no pretende generar un vacío con una escena fría como la que retrata, entonces cuál es su sentido?
Sea cual sea la respuesta, el objeto escogido en ambos casos les confiere un sentido que, desde luego, no deja indiferente al espectador…Gracias, me ha gustado descubrir a Hansdóttir. Un saludo.
Pero lo sobrecogedor puede ser precisamente lo que busque el artista. Partimos del amor incondicional por los libros, pero no creo que haya que sacralizarlos, creo que es posible hacer arte con ellos, destrozarlos o pintarlos, siempre y cuando haya algo que lo justifique. Te ponía el ejemplo de Elin Hansdóttir para explicar que detrás de una propuesta como esta puede haber mucho contenido. Sería cuestión de profundizar en los motivos que llevaron a Wilfredo Prieto a hacer algo parecido. De momento te digo que la instalación estaba dentro de una biblioteca y que mucha gente entraba sin saber que allí había una obra de arte, que aquello era arte, lo que hacía que la sorpresa fuera todavía mayor. Así es el arte contemporáneo, casi siempre hay que saber más de lo que aparentemente se ve.
Un saludo.