Uno de mis hashtags preferidos del mundo mundial es #clientedeldia ‒o, en su defecto, #clientesdeldia‒, descubiertos gracias al gran Sergio Sancor, que tiene algunos de los tuits más memorables que he leído nunca. A través de ellos he podido descubrir que en las librerías se escucha de todo. Pero de todo de verdad. Equivocaciones en el título de un libro o en el nombre de un autor o exigencias y pedidos de lo más peregrinos son solo algunas de las experiencias más suavitas que libreros de todo el mundo viven a diario. Y aunque uno pueda imaginarse que se digan las mayores barbaridades en una librería, es algo que no te crees que sea posible hasta que no viene un librero a contártelo de primera mano. Eso es Cosas raras que se oyen en las librerías de Jen Campbell: una dosis concentrada de estos hashtags.
Según nos informa la edición, la autora, Jen Campbell, «se crió en un pueblo del nordeste de Inglaterra. Tras estudiar literatura inglesa en la Universidad de Edimburgo se mudó a Londres, donde trabaja en una librería de viejo». Después de sufrir en sus propias carnes innumerables experiencias descabelladas con clientes, se le ocurrió recopilarlas en un libro, junto con las de otros compañeros de profesión. Así nació Cosas raras que se oyen en las librerías, que se publicó en 2012 y se convirtió en un éxito inmediato, llegando a ser best seller del Sunday Times y Finalista de los Premios Goodreads. Actualmente está disponible en diez idiomas, entre ellos el español, gracias a la impecable edición de Malpaso.
El anecdotario se divide en cuatro partes: las historias de la Edinburgh Bookshop, las de Ripping Yarns ‒donde actualmente Jen trabaja a tiempo parcial‒, rarezas de otras librerías y cosas raras que se oyen en las librerías españolas, un último apartado este que ha sido añadido con mucho acierto por Malpaso y que demuestra que las barbaridades que se oyen de fronteras para adentro están al nivel del resto del mundo.
Hay de todo, desde clientes que vienen a las librerías buscando cosas insólitas ‒como destornilladores, billetes de lotería, leche, condones o droga‒ o que te piden una recomendación para después comprar el libro en Amazon hasta padres que piensan que una librería es una guardería o que permiten a sus hijos que destrocen cualquier libro, pasando por clientes que pretenden devolver libros comprados en otras librerías o que buscan cosas tan insólitas como una secuela de los diarios de Ana Frank. Ante estas disparatadas situaciones, los libreros suelen reaccionar con una gama de emociones que van de la perplejidad a la infinita paciencia. Destaca en especial el buen humor de los libreros de Ripping Yarns, que hacen honor a su nombre, puesto en honor a los Monty Python.
Un libro descacharrante y perturbador a partes iguales que se deja leer en dos ratos, muy necesario para los amantes de los libros, de las librerías y de los castigados libreros.
Esperemos que Malpaso nos sorprenda un día de estos con la publicación de la secuela ‒Más cosas raras que se oyen en las librerías‒, que fue publicada por Campbell en 2013. Y ya que nos ponemos, Campbell acaba de lanzar The Bookshop Book, un libro que trata el tema de las diferentes y curiosas librerías que podemos encontrar por todo el mundo. Por pedir que no quede.
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