Otelo y Desdémona por Muñoz Degrain, pintura de 1881

Otelo y Desdémona por Muñoz Degrain, pintura de 1881

   Después de varios siglos, el origen étnico de Otelo es todavía objeto de debate entre algunos expertos en Shakespeare. La respuesta puede parecer obvia teniendo en cuenta que el Bardo empleó el término «moro» para determinar el origen étnico de su personaje, pero no se consigue llegar a un consenso sobre lo que Shakespeare se proponía indicar usando esta palabra. La expresión proviene de la palabra griega «mauro», que significa «negro», y fue utilizada por primera vez para designar a los nativos de Mauritania, región del norte de África que hoy corresponde a Marruecos y Argelia. Más tarde se aplicó a bereberes y personas de origen árabe que conquistaron y gobernaron la Península Ibérica durante casi ocho siglos. A partir de la Edad Media el término «moro» se usaba para describir a los africanos negros, y la palabra se utilizaba alternando su uso con el término «negro».

   Teniendo en cuenta esto, ¿cuál fue la intención de Shakespeare cuando escribió Otelo en 1603? Es muy probable que la ambigüedad aparente que rodea al origen étnico del personaje fuera una táctica deliberada utilizada por Shakespeare para dejar la obra abierta a distintas interpretaciones ‒algo parecido a lo que hace Emily Brontë en Cumbres borrascosas con el personaje de Heathcliff, descrito como un «gitano de piel oscura»‒.

   Según el biógrafo de Shakespeare Peter Ackroyd es un error considerar que Otelo es de origen africano o antillano. Para Ackroyd Otelo, de piel aceitunada y negro solo desde un punto de vista simbólico, es de origen español. Justo en el momento en que Shakespeare escribe la obra existía una colonia de moros españoles en Londres que la reina deseaba expulsar. Ackroyd aporta dos pruebas más a su teoría: en la obra existen dos personajes con nombres españoles, Rodrigo y Iago, y además la trama es sospechosamente similar a una leyenda que circulaba en la época sobre Felipe II. Del rey de España se decía que era muy celoso y que había estrangulado a su esposa en la cama después de que ella hubiera dejado caer inadvertidamente su pañuelo.

Abd el-Ouahed ben Messaoud

Abd el-Ouahed ben Messaoud

   Otra de las teorías posibles es que Otelo pudiera estar inspirado en Abd el-Ouahed ben Messaoud, que visitó la corte británica en 1600 en calidad de embajador de Marruecos ‒e incluso llegó a hacerse un retrato‒. Es posible que Shakespeare lo hubiera conocido o que algunas de sus obras se hubieran representado en su presencia, aunque en cualquier caso no está confirmado. De todos modos, el Bardo habría tenido suficientes contactos con africanos de piel negra a lo largo de su vida. Una de las costumbres de la corte era, por ejemplo, un evento llamado «mascarada de negrura», que consistía en una fiesta en la que la reina y sus damas de honor se vestían y ennegrecían sus cara con maquillaje para parecer etíopes. Además, los cristianos africanos no eran rarezas en el Londres de la época. Shakespeare se habría cruzado con muchos de ellos como sirvientes, músicos, artistas y hasta prostitutas.

   Todo parece indicar que en el discurso popular de la Inglaterra isabelina la palabra «moro» se utilizara con el sentido de «negro» y que con ese mismo sentido lo usó Shakespeare. En 1577 el viajero Richard Eden escribió en su diario acerca de un viaje a África central y la describe como tierra de «moros, llamados etíopes o negros».Ya sea del sur del Sahara, bereber, árabe o moro español, todas las variantes tienen en común la ascendencia africana y el color negro de la piel.

Mario Del Monaco, un occidentalizado Otelo

Mario Del Monaco, un occidentalizado Otelo

   Ahora bien, aunque la mayoría de las representaciones contemporáneas siguen siendo fieles a la interpretación del moro como africano negro, a finales del siglo XX comienzan a aparecer algunas representaciones de carácter más irreverente, experimental y provocador que abandonan al personaje negro para incidir en toda una serie de posibilidades raciales, étnicas y de género. En el Otelo de Patrick Stewart de 1997, por ejemplo, todos los miembros del reparto eran negros; en otra versión de 2011 que tuvo lugar en Berlín el papel de Otelo fue interpretado por la actriz Susanne Wolff, de raza blanca además de ser mujer.

   Si bien es cierto que estas versiones traicionan de alguna manera el espíritu original de la obra, es vital para la permanencia del legado de Shakespeare que su trabajo sea tan maleable que pueda mutar en formas que ni siquiera se han imaginado todavía. Solo adaptándose su mensaje se podrá mantener intacto con el paso de los siglos.

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