los demonios exteriores - David Rubio Sánchez

   No es fácil, pero escribir ciencia ficción es necesario. A diferencia de la ficción más cercana, que trata de acercarse a aquello que tenemos junto a nosotros, la ciencia ficción busca extrapolar futuribles, hechos que pueden darse si se cumplen determinadas condiciones. Y en Los demonios exteriores esa condición de partida es un primer contacto extraterrestre. Y luego otro, y un tercero después.

   No estamos solos podría ser el punto de partida de esta antología de relatos que pretende dejar indiferente a nadie. Sin embargo, el libro no se queda ahí, y va más allá con un Y, si no estuviésemos solos, ¿qué pasaría? ¿Cómo se desarrollaría una humanidad si tiene que compartir ese patio de juegos que es el universo con otras civilizaciones?

   David Rubio Sánchez (@DavidRubio2017) nos coloca en el primer relato de la antología en un ambiente cercano y conocido para luego ir avanzando poco a poco hacia el futuro. En la primera narración encontramos a una abuela que cuida de sus dos nietos y los protege de las luces que caen del cielo, de los primeros demonios exteriores que se nos presentan. Y no serán los últimos que vienen a saludar a los terrícolas.

   Quienes escribimos relatos por diversión o para intentar ganarnos la vida sabemos que hay una enorme diferencia entre escribir tres o cuatro historias independientes a construir un universo en el que esos tres o cuatro relatos están conectados entre sí. David Rubio consigue enlazar de forma magistral las diferentes narraciones, construyendo un universo coherente, y lo hace usando para ello el tiempo que transcurre entre cada pieza del puzzle que constituye su libro y que solo vislumbramos al final.

   Cada capítulo abre su historia unos años después del anterior, con personajes diferentes y situaciones que nada parecen tener que ver con la anterior, como si hoy día cogiésemos diez historias de nuestro pasado separadas varias generaciones entre sí. Todas ellas únicas, pero todas conectadas por el marco de la historia. Aquí, el autor ha sabido usar a la perfección el recurso del tiempo, que hace de vínculo entre los distintos relatos y conforma una estructura sólida.

   Además hace algo que personalmente me gusta bastante. Todos los cierres de los capítulos traen una sorpresa, un giro inesperado –diría– imposible de imaginar a priori. David Rubio ha construido diez historias sorprendentes, congruentes y con un final que nos atrapa y nos catapulta a la siguiente historia hasta que damos con el final (del que obviamente no hablaré).

   Para quien haya seguido el desarrollo de las series actuales sabe que, sin importar lo que ocurra en cada capítulo, el principio del siguiente arranca como si nada hubiese pasado, salvo excepciones. Es decir, la trama principal avanza de un modo lento para que toda la serie siga embotellada dentro de una misma situación, y así no perder a los televidentes.

   David Rubio consigue esto de un modo sorprendente porque, ¿cómo se conjuga el giro al final de cada capítulo con un entorno plano al comienzo del siguiente? ¿Cómo puedo cerrar un relato con algo similar a un apocalipsis y abrir el que entra como si no hubiese ocurrido gran cosa? De nuevo, el tiempo.

   El autor deja correr el tiempo para normalizar las situaciones, como elemento correctivo. Pongamos un ejemplo sin spoilers:

   Si uno viajase a su misma ciudad hace 100 años encontraría diferencias considerables en la tecnología y sociedad, pero no una variación significativa en el comportamiento humano. Y, sin embargo, hemos pasado por varias guerras, un par de ellas mundiales y una nacional que generaron mucho ruido histórico de fondo pero que no han cambiado, por ejemplo, la estructura sobre la que se construyen las urbes. A pesar de que fueron hechos traumáticos que lo cambiaron todo, todo sigue, en esencia, igual.

   El autor sabe aprovechar este recurso y lo explota con frecuencia sin que arruine ni una sola de las historias. Es más, las consolida.

Me ha gustado mucho:

  • Los giros al final de cada relato, motivo por el cual el libro ya merece la pena. No fui capaz de imaginar ninguno antes de leerlo. Sin duda un éxito.
  • El uso del tiempo como elemento estabilizador, por los motivos que he mencionado antes.

No me ha gustado demasiado:

  • Los diálogos, demasiado rápidos para mi gusto, hacen perder profundidad a la trama.

Comentarios

comentarios