Edgar Allan Poe
Fue en la juventud cuando Edgar Allan Poe inició el modo de vida autodestructivo que precipitaría su terrible final. Cuando el autor se matriculó en la Universidad de Virginia, su padre adoptivo, John Allan, le dio cien dólares, lo que al cambio de hoy equivaldrían a unos 1700 euros, para cubrir sus gastos de manutención. Sin embargo, en esa misma época Poe comenzó a jugar y se endeudó rápidamente ‒de hecho, casi siempre perdía, y cuando esto ocurría recurría a la bebida‒.
Al final, después de un año dejó la universidad y se mudó a Boston, donde trató de sobrevivir en trabajos ocasionales. Como necesitaba una forma de ingresos estables, se alistó en el ejército como soldado raso en 1827. Debido a las deudas que había acumulado en la universidad, se había emitido una orden de arresto contra él, así que decidió falsificar sus datos utilizando un nombre inventado, «Edgar Allan Perry», y diciendo que tenía veintidós años cuando en realidad tenía dieciocho. Primero sirvió en Fort Independence en Boston, y finalmente lo trasladaron a Fort Monroe en Virginia. Probablemente a Poe no le importaba mucho el destino, siempre y cuando le pagaran cinco dólares al mes ‒unos 85 euros al cambio actual‒.
Al principio, parecía que Poe tendría una prometedora carrera en el ejército, ascendiendo a sargento mayor de artillería, el más alto rango de suboficiales. Aún así, a Edgar no le gustaba la vida militar. Apenas dos años después de ser reclutado, solicitó el alta, revelando su verdadero nombre y las circunstancias previas a su reclutamiento. A pesar de no haber cumplido los cinco años obligatorios, el teniente Howard, su comandante, aceptó permitirle abandonar el ejército antes de tiempo, pero solo con una condición: que tratara de tener una buena relación con su padre adoptivo, algo que hasta ese momento parecía imposible. Aunque este en un principio no parecía muy dispuesto a hacer las paces, la muerte de la madre adoptiva del escritor tuvo la virtud de limar asperezas entre ambos y Poe finalmente pudo salir del ejército con el beneplácito de su padre en 1829.
Sin embargo, ese no fue el final de su carrera militar. La condición establecida por John para que su hijo abandonara el ejército fue que se matriculara como cadete en West Point, lo que Poe haría al año siguiente. Tal como pasara en el ejército, demostró ser un alumno brillante, destacando sobre todo en matemáticas y en idiomas. En esa misma época la relación del escritor con su padre volvió a deteriorarse, a raíz de que este se casara en segundas nupcias con Louisa Patterson y tuviera hijos ilegítimos con otra mujer. El resultado fue un hiriente intercambio de correspondencia: John le dijo que no deseaba tener más contacto con él y este le respondió echándole en cara todo el odio que le tenía. Como la academia la había pagado su padre, Poe se encontró una vez más con que necesitaba su visto bueno para poder dejarla, así que en esa misma carta le exigía que le permitiera desertar o bien haría méritos para que lo echaran.
Ante la falta de respuesta de John, Poe se dispuso a cumplir su amenaza. El hasta entonces brillante alumno cayó en desgracia, La prestigiosa estudiante cayó en desgracia, acumulando 44 ofensas y 106 deméritos. Entre sus diversas ofensas se incluían el estar ausente de los desfiles y de las guardias, el no presentarse a las clases o el negarse a obedecer las órdenes de los oficiales. Hubo incluso un rumor de que en una ocasión se presentó solo con un cinturón puesto y nada más, pero este hecho no está corroborado. En consecuencia, fue sometido a un consejo de guerra y juzgado a principios de febrero por «negligencia grave del deber».
Por supuesto, Poe fue declarado culpable de todos los cargos y expulsado con deshonor de West Point. A continuación se dirigió a Nueva York para seguir con su carrera literaria, pero antes consiguió que el ejército contribuyera en algo a hacer de él un escritor: convenció a más de cien cadetes para que donaran dinero para financiar la publicación de su nuevo volumen de poemas, titulado simplemente Poemas. Así Poe logró recaudar 170 dólares y el libro vio la luz. En agradecimiento el poeta dedicó el volumen a sus compañeros cadetes, aunque estos se llevaron una gran sorpresa cuando leyeron los poemas y descubrieron textos muy diferentes a las sátiras burlándose de los oficiales al mando que le habían hecho conocido en West Point.
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