Lo de actrices porno que dan el salto al mainstream y se dedican a protagonizar películas «normales» y escribir libros se está convirtiendo en un clásico. La última en llegarnos en castellano es el libro de ensayos de Stoya, la conocida actriz porno de ojos azules y piel blanca que destapó el escándalo de las violaciones del compañero de profesión James Deen y cuyos artículos se han publicado en The Guardian, Playboy o The New York Times. La editorial Orciny Press reúne en este volumen titulado Filosofía, porno y gatitos muchos de estos artículos que, a modo de diario personal, hablan de nuestra sociedad, de la verdad sobre el porno y del feminismo enfrentado a la contradicción del trabajo sexual, el patriarcado y la sociedad americana.
A estas alturas quien se piense que las actrices porno son mujeres incultas obsesionadas con el sexo, es que no sabe de qué va la historia. Pero claro, el libro de Stoya destaca sobre un montón de textos con más o menos gracia que demuestran que el sector editorial americano gusta de vender más al autor que al libro. Filosofía, porno y gatitos es una mezcolanza de ideas lanzadas sin tapujos, de anécdotas que evidencian la realidad del mundo del porno y de la mujer en nuestra sociedad, así como un análisis lleno de sátira e inteligencia sobre la relación entre hombres y mujeres y la hipocresía de una sociedad (la estadounidense) que no se entiende a sí misma. Pequeños ensayos estructurados como entradas de blog (y muchas de ellas lo son) que abordan diversos temas desde la perspectiva de una joven autora que ha experimentado en propias carnes el uso y abuso, que defiende la pornografía como una inmensa contradicción de la que no quiere desligarse. Una narración de sinceridad y un ejercicio de periodismo gonzo a la altura de la mejor época de Playboy o Rolling Stone. El estilo de Stoya es mucho más refinado y talentoso que lo que nos pudimos encontrar en La sociedad Juliette, la primera novela de Sasha Grey, la que podríamos considerar la precursora de esta oleada de trabajadoras del mundo del sexo que se lanzan al mundo editorial. Y es que la citada era una narración con algo de gracia, muy centrada en el lado más provocador y chabacano del sexo, pero falto de cierto análisis profundo, de una voz propia, de algo verdaderamente interesante que contar. Filosofía, porno y gatitos (pese al frívolo título que presenta), sí goza de estas características. Ciertamente su autora, Stoya, podría llegar a convertirse en una escritora por méritos propios.
Y, como muestra, un botón:
«Existe en política una táctica de campaña conocida como ofensiva de seducción, que no consiste tanto en tener razón o no como en qué medida puede alguien resultar encantador, cercano y decidido cuando se le pone un micrófono delante. Lo cual me lleva a desarrollar algo así como un argumento: cuestionadme….activamente. Cuestionad lo que digo, cuestionad lo que dicen los periódicos, la televisión y vuestros blogs favoritos. Cuestionad lo que pensáis y lo que creéis saber. Es la única forma de hacer que algunas de nosotras crezcamos como personas…o a lo mejor me equivoco.»
Este tipo de reflexión abunda en el libro, pero el análisis de Stoya parte de una persona que, a lo largo de su lectura, demuestra ser una persona leída, culta y que reflexiona ante el mundo que la rodea. Y esto no sorprende porque se trate de un libro firmado por una actriz porno, sino porque lo firma una autora novel de apenas 33 años. Una de esas rara avis que deslumbra en el ámbito del periodismo de opinión. Quizás, una digna heredera de Hunter S. Thompson. Filosofía, porno y gatitos no trata de convencer de nada ni alardea de tener las respuesta de nada. Plantea preguntas interesantes cuyas respuestas estamos deseando encontrar.
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