Ismael Martínez Biurrun es una de las voces más importantes en terror en España. Sus novelas le han hecho alcanzar el beneplácito de la crítica y el aplauso del público y, aunque nos tiene acostumbrados a esperar por sus nuevas historias, Alianza Editorial, en su colección Runas, nos brinda la oportunidad de leer Sigilo, su última obra. En palabras de la propia editorial, Sigilo es un oscuro thriller fantástico escrito por una de las voces más destacadas del panorama, cuya sinopsis es la que sigue:

«Fede ha sido contratado para vigilar las obras de un rascacielos condenado a demolición por fallo estructural, cuando alguien se presenta con una oferta insólita: recibirá una gran suma de dinero si deja que ciertas personas suban a la azotea la próxima medianoche. La suerte quizá esté a punto de cambiar para una familia ensombrecida por la tragedia; en una remota autopista, su hermano Andrés agota el último cartucho de desesperación tratando de extorsionar a un empresario, mientras la madre de ambos busca ayuda para liberarse de los fantasmas que la atormentan. El pasado de los tres regresa encarnado en un hombre llamado Coppel, núcleo oscuro donde confluyen todas las grietas de esta familia.» 

Ahora bien, como lector de Biurrun, he aprendido a ignorar por completo las sinopsis de sus libros y dejarme llevar. Su última obra, Invasiones, editada por la mítica Valdemar, me dejó con el corazón a mil y la sensación de haberme dejado arrastrar a un viaje del que escapar vivo de milagro. Sigilo tiene un ritmo más pausado, más medido, cercano a las primeras novelas del autor, donde el elemento fantástico parece que no va a hacer su aparición…y es que Biurrun siempre ha sido un autor de personaje, intimista, que gusta de retratar las historias de los bares y los tanatorios; las de las personas reales. En Sigilo me he encontrado mucho de esto y bien hecho: una narración más bien breve sobre la continua huida del pasado y la lucha contra ciertos demonios que siempre anduvieron dentro del mísero corazón humano. Una lectura para dejarse arrastrar y pasar una noche (que es cuanto me llevó la lectura del libro) en la soledad que otorgan los libros.

Y si bien Sigilo me ha encantado, tiene algún momento final que me ha renqueado, que ha hecho que bajara mi interés por el camino al que se dirigía la historia. Y es que esta narración es complicada de cerrar, pues la historia de Fede (salvo por los momentos más sobrenaturales) está más cercana de la realidad, quizás, que ninguna otra obra del autor. Me ha faltado, sin embargo, algo más de envergadura en su desenlace, algo más de «chicha», quizás una redención, acaso un castigo. El plantel de personajes es magnífico y todos ellos me han encandilado; nos movemos en un escenario que ya es terrorífico de por sí, un edificio en construcción abandonado a su suerte, y la narración hacia el pasado y el presente con la soltura de que goza este autor convierten la lectura en una delicia.

«La acusación está hecha con material de derribo mental, la creencia paranoica de que Andrés pueda tener algún control sobre los movimientos del cielo y de la tierra. Y, sin embargo, hay un fondo de verdad.»– Sigilo.

Poco más se puede decir de Sigilo sin entrar a analizar las influencias de este, que son unas cuantas y todas se asientan más en la literatura americana del siglo XX que en la tradición fantástica, o sin reventar el argumento del mismo. Quizás me ha dejado menos pleno que su anterior obra, tal vez por la duración, por lo contenido de la narración, porque siempre quiero leer más y más a Biurrun, que nos lance a la palestra una novela de quinientas páginas donde ponga el dedo en cuantas llagas guste. Una lectura recomendable, a fin de cuentas, elegante y dirigida al lector sin prisa, que gusta de leer con la más atenuada de las luces.

Isamel Martínez Biurrun (Pamplona, 1972) ha publicado siete novelas: Sigilo (Alianza, 2019)  Invasiones (Valdemar, 2017), Un minuto antes de la oscuridad (Fantascy, 2014), Infierno nevado (Equipo Sirius, 2006), Rojo alma, negro sombra (451 editores, 2008), Mujer abrazada a un cuervo (Salto de Página, 2010) El escondite de Grisha (Salto de Página, 2011). También ha participado en antologías de relatos como Aquelarre (Salto de Página, 2010) y Bleak House Inn, diez huéspedes en casa de Dickens (Fabulas de Albión, 2012).

Entre los galardones obtenidos por su trabajo se encuentran dos Premios Celsius de la Semana Negra de Gijón a la mejor obra fantástica del año (2008 y 2010) y el Premio Nocte a la mejor novela de terror (2008).

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