«Que este colmillo elimine los piojos del cabello y la barba». Esta es, según se cree, la oración más antigua escrita en el alfabeto más antiguo encontrado hasta la fecha y ha aparecido en un peine para piojos. Desenterrado en Lachish, ciudad estado cananea en el segundo milenio a.C. y segunda ciudad más importante del reino de Judá, este descubrimiento indica que los seres humanos han tenido que convivir con los piojos desde hace miles de años y que incluso los más ricos no consiguieron librarse de esta lacra.

El peine en cuestión mide 3,5 cm por 2,5 cm y fue descubierto en 2017, aunque los grabados, poco profundos, no han podido ser descifrados hasta diciembre del año pasado. El análisis de las marcas confirmó que era escritura cananea, el alfabeto más antiguo conocido hasta la fecha, inventado hace unos 3.800 años. Los esfuerzos para datar este artefacto mediante la prueba del carbono fueron inútiles, pero los investigadores creen que tuvo que hacerse aproximadamente en el 1700 a.C. El peine está desgastado y ha perdido sus dientes, pero lo que queda demuestra que alguna vez tuvo seis dientes en un lado, para eliminar los enredos del cabello, y catorce dientes en el otro lado, para eliminar piojos y sus huevos.

Los primeros sistemas de escritura del mundo se originaron en Mesopotamia y en Egipto alrededor del 3200 a.C., pero no eran alfabéticos, sino que se basaban en cientos de signos diferentes que representaban palabras o sílabas. El alfabeto más antiguo del mundo fue inventado alrededor del 1800 a.C. por hablantes semíticos que estaban familiarizados con el sistema de escritura egipcio. Conocido como cananeo, el sistema se usó durante cientos de años y fue estandarizado por los fenicios en el antiguo Líbano. Se convirtió en la base del griego antiguo y del latín y de ahí en la mayoría de los idiomas modernos europeos.

«Es una inscripción muy humana», dijo el profesor Yosef Garfinkel, arqueólogo de la Universidad Hebrea de Jerusalén, que ayudó a dirigir las excavaciones de Lachish. Según Christopher Rollston, profesor de lenguas semíticas del noroeste en la Universidad George Washington, «A lo largo de la historia humana, los piojos han sido un problema perenne. Y esta inscripción revela muy bien que incluso los ricos y famosos de la antigüedad no estaban exentos de tales problemas. Solo podemos esperar que este peine inscrito haya sido útil para hacer lo que dice que se suponía que debía hacer: eliminar algunos de estos molestos insectos».

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