Se dice que si algo cae en Internet se guarda allí para siempre. Esta mentira olvida que la red de redes está formada por ordenadores que pueden desconectarse. Si fuese cierto no habría equipos de bots tratando de reparar los enlaces rotos de la Wikipedia, y la desaparición de los formatos de reproducción físicos no sería un problema. Pero lo es, y grave, porque se nos va la cultura.
Cada día cientos de enlaces se rompen en la enciclopedia más grande del mundo. Los servidores a los que apuntan cierran, y el vector que señala una fuente deja de tener sentido. Cada día resulta más complicado acceder a películas de cierta antigüedad, y la digitalización (para formatos VHS o anteriores) no da a basto.
Wikipedia (EN) pierde 5000 enlaces al mes
El promedio de los últimos años ronda los 5000 enlaces rotos por mes para la versión inglesa de la Wikipedia. Esto supone un problema serio. Es, a efectos prácticos, como si desapareciesen datos de la enciclopedia al no poder ser verificados. Internet se está borrando. En realidad lo ha hecho siempre, pero esta métrica nos ayuda a ser conscientes.
Una consulta en agosto de 2019 en la categoría “páginas con enlaces rotos” de Wikipedia en español nos demuestra que hay 71.685 páginas con al menos un enlace que apunta hacia ninguna parte, lo que supone el 4,66% de todas las páginas de Wikipedia en este idioma.
A mediados de 2018 Internet Archive había arreglado 9 millones de enlaces rotos gracias a su proyecto Wayback Machine. Cualquier persona puede subir una página web a esta máquina para preservarla, pero su existencia demuestra nuestro dramático punto de vista: la web está perdiendo valiosa información.
Aquí y allá pululan bots que se encargan de reparar los enlaces rotos cuyas fuentes han cambiado de lugar o aquellos que ya tenían copia en la Wayback Machine, pero cada día se cierran miles de servidores. Si los datos de Internet tuviesen forma física se parecerían bastante a un queso Emmental.
Las películas que desaparecen
Hubo un momento en que Internet era sinónimo de pirateo. La industria del contenido lo llegó a pasar bastante mal mientras entre bastidores crecían las semillas y pares de los servicios P2P. En aquella época aprendimos lo importante que era que alguien tuviese una copia, y los problemas de suministro cuando nadie se había acordado de almacenar una que poner a disposición del resto.
Hay películas con torrents sin fuentes completamente paralizadas en gestores como BitTorrent. Si no hay al menos una copia virtual, nadie puede acceder al archivo. Y con la llegada del streaming nos hemos olvidado con alegría de regar este jardín para problema del futuro. De nuevo, es grave.
Netflix, HBO y Amazon Prime cancelan contenido constantemente. Cada mes hay una larga lista de series y películas que dejan de estar disponibles. Muchas de ellas aún pueden comprarse en DVD (si uno aún conserva un reproductor donde insertarlas), pero muchas de ellas desaparecen y solo son accesibles mediante redes piratas P2P. Algunas desaparecen hasta que alguien vuelva a subirlas.
Cuando países enteros desaparecen
Si no identificamos la pérdida cultural de Internet es un problema quizá sea debido a que es gradual, lenta, y rara vez afecta de forma grave a una gran fracción de la población. Al menos de forma consciente. No fue así en mayo de 2012. Un día de este año el dominio “.ve” característico del país estuvo inaccesible debido a un problema con el suministro eléctrico.
Aquel día cerca de 200.000 dominios estuvieron desaparecidos, y aunque el problema se solucionó horas después pensemos en cómo afecta una infraestructura crítica como esta. Un año antes, en 2011 durante la primavera árabe, los egipcios no pudieron acceder a Internet. El país estuvo aislado durante días o semanas según la ubicación.
En aquel momento aprendimos cómo silenciar una gran cantidad de información (además en directo) podía ser utilizado como un ataque. Pues Internet está bajo ataque constante por dejadez. La Piedra de Sísifo, que lleva más de una década divulgando curiosidades, podría cerrar cualquier día de estos por decenas de causas diferentes. Y su conocimiento podría desvanecerse.
¿Qué pasa cuando una cuenta se cierra?
Algo similar ocurre cuando una cuenta se cierra en las redes sociales. ¿Te has preguntado qué les pasará a tus tuits cuando canceles tu cuenta? La respuesta es sencillo: serán borrados a menos que alguien haya hecho una copia. En esencia será como si no hubiesen existido, y esto se aplica a redes sociales enteras.
La página web Fotolog, que durante muchos años albergó las fotografías de millones de usuarios, hoy está cerrado. No se sabe durante cuánto tiempo, ya que en 2018 la web nos sorprendió reapareciendo durante unos meses. En agosto de 2019 la página está inaccesible, puede que para siempre.
Pensemos durante un segundo en la cantidad de información que se pierde cuando cierra una red social, cuando se desconecta un perfil, cuando se cancela un dominio, cuando se retira una película de streaming o cuando se borra una página web. Información que puede no volver. Eventualmente este es el destino de todos los datos que hoy contiene la red.
Imágenes | rosario nuñez
Hola, el error es de orígen, durante el desarrollo de la Web nunca se cotempló una especie de remuneración para mantener el «corpus», ya lo había previsto Ted Nelson. Y no se contempló porque el asunto iba más con el espíritu de académico e investigación y escuelas universitarias, los nombres de dominios eran escasos y no había necesidad de un proyecto personal o privado.
Todo el esquema cambió con la burbuja .com y se multiplicó con la Web2.0 donde el asunto era comercializar todo, como si se tratara de un centro comercial.
No existe un plan para remunerar quén aporta a la Web, de ahí que los sitios periodísticos no encuentran la forma de sobrevivir.
Se cierran los sitios porque pareciera que quien crea en la web debe pagar por ello: Te cobra quién te renta espacio en servidor, quién te renta el nombre bonito de dominio y si en una de esas tu sitio aporta datos de interés en general puede que te cobren más por ello. Para un particular mantener esto por «amor al arte» resulta insostenible.
La falla es de orígen y el aprovechamiento de esa falla por parte de empresas como Adsense de Google hace que un análisis de investigación científica valga menos que un fake news.