Retórica como arte del diseño

Retórica como arte del diseño

   ¿Un libro que tiene sus propias emociones? ¿A dónde vamos a llegar? Aunque si hay tecnología de por medio un libro es capaz de casi cualquier cosa inimaginable, desde tener su propia banda sonora que cambia según lo que estemos leyendo o avisarte con un mensaje cuando llevas mucho tiempo sin leerlo hasta libros que cambian de temperatura o vibran dependiendo del argumento o que directamente se autodestruyen. Y con las cubiertas también se han hecho originales experimentos. No podía ser de otra forma, como parte fundamental de los libros que son. No hace mucho, por ejemplo, comentaba la cubierta capaz de identificar la expresión de la cara del lector y dependiendo de cuál sea le permitirá abrirlo o no. Hoy quisiera hablar de otra cubierta digna de formar parte de la lista de cubiertas más creativas. Una que transformará su apariencia en función de la relación que el lector establezca con el libro.

   La idea de este libro parte del estudio de diseño holandés Oak y Morrow para el anuario del Art Directors Club Nederland 2015, que recoge los mejores trabajos del año en el mundo del diseño holandés. Se trataba de darle al libro todo el protagonismo desde un punto de vista empático, casi humanizándolo. ¿Qué es lo que un libro puede esperar de la vida? ¿Cuál podría ser su máxima aspiración y su mayor felicidad? Sin duda ser leído, cuidado, estudiado, mimado y apreciado.

   Así nace este libro titulado Retórica como arte del diseño: cuando un lector lo coge, abre sus páginas, lo hojea, el libro es feliz. La conexión entre lector y libro entonces se verá fortalecida y la respuesta de este último será demostrarle su confianza al lector y compensarle llenando de belleza su cubierta. Cuantas más atenciones y más tiempo se le dedican mayor es su felicidad, y más capas de colorido diseño van apareciendo, hasta un máximo de cuatro. De forma que cuantas más capas se vean más feliz es el libro. Cada una de esas capas simboliza un tipo de relación con el libro: la primera capa representa las emociones, la segunda el carácter y la tercera la razón.

   Sin embargo, si se abandona el libro en una estantería y no vuelve a tocarse esa felicidad poco a poco se va desvaneciendo y se transforma en tristeza. La cubierta abandona entonces su colorido y se vuelve completamente negra, a la espera de una nueva conexión con el lector.

   El objetivo era crear un libro que supiera cuándo un lector lo coge en sus manos y lo usa y cuándo deja de ser usado y que cambiara el diseño de su cubierta dependiendo de ello. Como explica Oak y Morrow, para conseguirlo se utilizó tinta térmica, aplicada en dos capas, una en negro y otra con los colores. A continuación se le instaló al libro un sistema electrónico que activa la tinta térmica con el calor de la mano. El montaje fue bastante complicado ya que era necesario instalarlo en cada una de sus páginas para que el calor se repartiera de forma uniforme.

   Ahora bien, los esfuerzos merecieron la pena. Como puedes ver en el vídeo de presentación, los resultados son espectaculares: un libro que es feliz cuando es leído y que llena de colores su cubierta para transmitirte esa felicidad.


Comentarios

comentarios