Ahmed Naji

Ahmed Naji

   La literatura puede llegar a ser algo muy peligroso. Como dice un viejo cartel de biblioteca, pueden ser «armas en la guerra de las ideas». Eso explica que a lo largo de la historia y por todo el mundo, siempre que ha existido una forma de gobierno totalitaria que ha limitado la libertad de expresión, los libros han sido censurados, prohibidos o quemados, incluso los infantiles. Y a sus autores puede no irles demasiado bien tampoco. En el mejor de los casos, pueden acabar con sus huesos en la cárcel. Es por eso que no resulta tan insólito que el autor egipcio Ahmed Naji haya sido condenado a dos años de prisión, acusado de haber «violado la moral pública» en uno de los pasajes de su novela El uso de la vida. Según uno de los lectores del libro, su contenido sexual hizo que le bajara la tensión y le generó taquicardias.

   Después de que la sentencia fuera dictada, más de 500 escritores y artistas egipcios firmaron una declaración en solidaridad con Naji, a la que se sumaron poco después más de 120 escritores internacionales. «El Sr. Naji está cumpliendo una condena de dos años de prisión por escribir una novela que contiene referencias a sexo y drogas, temas muy relevantes para la vida contemporánea que se suelen abordan a través de la expresión creativa en todo el mundo, y que claramente entran dentro de la protección de la libertad artística que marca la constitución de Egipto», afirma la carta donde se exige su liberación.

   Sin embargo, como ha informado The Guardian, el recurso presentado en contra de la sentencia ha sido desestimado por el tribunal de El Cairo. El fallo significa que el escritor tendrá que cumplir la sentencia de dos años de prisión, a menos que se presente una apelación que salga adelante y se pueda ver reducida parte de la condena. El Instituto Tahrir para Política de Oriente Medio ha calificado el fallo de inconstitucional, además de ser una farsa para la libertad de expresión y la justicia. Pero Ahmed Naji se ha convertido en un símbolo para escritores de todo el mundo que se han solidarizado con los intelectuales egipcios y que están dispuestos a luchar para que prevalezca, ante todo, la libertad de expresión.

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