Ha vuelto a ocurrir, ¿verdad? Aunque el año pasado os prometisteis ir al gimnasio y aprender inglés, hoy no estáis igual de más cerca que entonces de correr una maratón o de tener una conversación en el idioma de Shakespeare, y es que resulta que no solemos cumplir los propósitos de Año Nuevo.

reto literario

¡Feliz Año Nuevo! desde la Piedra de Sísifo, ya que estamos. Gracias a vosotros, lectores, casi acabamos el año pasado cerca de los 100.000 seguidores en Facebook, una cifra que estamos seguros que alcanzaremos en los primeros días del año.

Este 2018 os traemos una propuesta un tanto diferente a la hora de abordar propósitos, sin orientarlo al culto al cuerpo o a los idiomas. Lo nuestro son los libros, los fanzines, los artículos de revistas y, en general, cualquier rastro de cultura escrita. Y es por eso que os retamos a un duelo… literario.

La cultura es hoy día más accesible que nunca

Vivimos en un momento histórico privilegiado en el que disponemos de cultura gratuita ilimitada al alcance de un clic, pero también de libros físicos tan asequibles que casi parecen menospreciar el conocimiento (aunque no, no lo hacen).

Pongo el ejemplo de Madrid, que es mi ciudad, con Tuuu Librería, la librería donde pagas lo que quieras por los libros que encuentres; o Tik Books, con libros a unos dos euros el volumen.

Aunque es cierto que las novedades siguen costando cerca de 20 euros el libro, y que incluso la versión digital parece inflada, existen alternativas como Kindle Unlimited, el all you can read en que todos pensamos cuando queremos leer un volumen ingente de libros.

Es decir, que tenemos pocas excusas para decir que no leemos porque no tenemos libros a nuestro alrededor, y eso que siempre podemos tirar de libros prestados o descargas de libros cuyos autores pierden su copyright este año.

El reto frente al propósito de Año Nuevo

Durante los primeros días del año siempre pensamos que vamos a cambiar, cuando lo cierto es que rara vez se ve un cambio significativo (a mejor) en una persona. Es posible que sea por el enfoque buenista que damos a los propósitos de Año Nuevo. ¿Y si los convertimos en retos contra conocidos o contra nosotros mismos?

En la primera modalidad, la más complicada, podemos retar a alguien cercano (un hermano, amigo, vecino, compañero del trabajo…) y aliarnos en contra de la procrastinación del mundo que intenta hacernos descarrilar del virtuoso propósito de leer mucho.

Esto puede traer bastantes problemas asociados: uno de los dos puede cansarse, en cuyo caso se termina el reto para el otro; o puede ver cómo el otro le gana por muchos libros, perdiendo el interés en la lectura. No es fácil mantenerse firme en la lectura diaria, pero si se consigue una pareja de lectura estable puede resultar muy agradable.

También podemos retar a todo un grupo de amigos y montar un pequeño club de lectura. La presión de grupo funciona muy bien cuando hay retos entre medias, e incluso se puede establecer algún tipo de recompensa monetaria. Por ejemplo, cada miembro del club pone un euro por cada libro que haya terminado, y el que más libros haya leído recoge el bote. Luego invita a cañas al resto, qué menos.

Pero el que más me interesa es el reto personal, y esta idea me viene de la mano de mi amigo Víctor Moreno,  a quien yo conocí como un lector empedernido hace unos años. Lo cierto es que Víctor fue (ver tuit de arriba) un lector algo flojo hasta 2014, momento en que se propuso retomar el hábito de la lectura. Sus “resultados” hablan por sí mismos.

Víctor se ha convertido en todo un ejemplo de superación personal en muchos aspectos que enfoca, o eso creo, el reto de la manera apropiada: se reta a sí mismo. A su “yo” del pasado, tratando de mejorar, mantener o no alejarse mucho de determinada marca. Compararnos con los demás no sirve de nada, ya que no todo el mundo tiene el mismo tiempo para leer, el mismo hábito o velocidad.

En mi caso, suelo leerme unas dos veces el mismo libro, que además tiendo a estudiar por tratarse de divulgación científica (ver foto) por lo que resulta complicado terminarlo antes de tres o cuatro semanas. Pero es una manera interesante de exigirnos un poco más de nosotros mismos cada semana, mes, año… y ayudarnos a navegar por la tempestad de la cultura.

 

La lectura nos hace libres y, si no más sabios, quizá sí algo menos incultos, más abiertos. ¿Puede haber un reto más bonito que el de la lectura? ¿Os apuntáis al reto?

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