Desde un punto estrictamente etimológico, una biblioteca es un lugar donde se guardan libros. En La piedra de Sísifo hemos visto algunas veces cómo las bibliotecas no se limitan a esa única función. Ni tampoco tienen por qué ser un construcción al uso. Una biblioteca puede ser una escultura en mitad de la calle, un vehículo reconvertido o un edificio hecho con envases de helado reciclados. Y también puede ser un laberinto de pasillos y de bloques de hielo. Se trata de la gigantesca instalación artística Ice Library of Wonders, que fue construida a orillas del lago Baikal el 4 de febrero, en una estación de esquí no muy lejos de la ciudad de Baikalsk. Fue creada con hielo del propio lago por un equipo de escultores de locales, dirigido por el arquitecto Pavel Sannikov.

   La biblioteca consta de 420 libros, formados por más de 1.000 frases cortas grabadas en las paredes. Semanas antes de su construcción los organizadores abrieron una página en Internet en la que cualquiera podía enviar sus deseos y sus sueños, para que pasaran a formar parte de las paredes de la biblioteca, como si de páginas de libros abiertos se tratase. Aunque la página solo estaba en ruso, la idea era tan atractiva que pronto empezaron a recibir deseos de todo el mundo, desde un chino que decía que quería escalar el Everest, hasta una francesa que soñaba con enamorarse o un canadiense que quería que le tocara la lotería. Entre los deseos más frecuentes están el de tener hijos, un mundo sin guerras o salud para la familia y seres queridos.

   Aunque la zona donde se ha construido la biblioteca tiene suficiente atractivo por sí misma ‒el lago Baikal es el más profundo del mundo y tiene un ecosistema único que es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco‒, este proyecto forma parte de una campaña para llamar la atención del turismo internacional. La biblioteca seguirá aceptando deseos hasta finales de febrero, aunque el tiempo para visitarla es limitado. Cuando el clima sea más cálido a partir de abril la biblioteca se derretirá y dejará de existir. Con ella se derretirán también los sueños de la gente y fluirán de vuelta al lago Baikal haciéndose tal vez, quién sabe, realidad.

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